Paso del Dulce Nombre de Jesús

2936

El actual paso procesional del Dulce Nombre de Jesús Nazareno pretende recuperar el concepto original del que otrora gozara. En efecto, cuando fue concebido a comienzos del siglo XVII, lo hizo en el marco de la Contrarreforma, en pleno periodo de implantación de una teología tridentina en la que primaba el culto eucarístico, la soteriología (estudio de la salvación) y la iconodulía (veneración de las imágenes). Es por ello que el mueble litúrgico, diseñado en ese momento artístico de fuerte impronta humanista, encontrará asimismo una clara inspiración de estirpe hebraica, en la que el salomonismo, la angeología y la cábala incidirán igualmente con intensidad en la obra; singularmente como representación material de las prefiguraciones elucidadas en la Epístola a los Hebreos.

Para un análisis más profundo de las andas de Jesús Nazareno en el siglo XVII se puede consultar un artículo al respecto en el siguiente enlace:

https://cofradiadeabajoantequera.es/wp-content/uploads/2019/02/Apuntes-sobre-el-origen-del-paso-Antequerano.pdf

Con esa manifiesta finalidad se concibió el nuevo el tarimón, bajo dibujo de Javier Sánchez de los Reyes, y que en estos momentos se encuentra en proceso de conclusión, habiendo sido ejecutado por Enrique Gonzálvez en la ebanistería y Francisco Verdugo en la talla. Partiendo de las trazas del primitivo trono -o peana procesional- elaborado en el año 1633, y afortunadamente conservado, se le ha diseñado un nuevo soporte para que funcione como un desarrollo inferior de la pieza original, reproduciendo iguales módulos, materiales y ornamentaciones.

A la izquierda, antiguo grabado del paso con palio del Dulce Nombre. A la derecha, actual diseño proyecto de D. Francisco Javier Sánchez de los Reyes
Antiguo grabado del paso del Dulce Nombre de Jesús, año 1771.

En su iconografía, la peana, o trono propiamente dicho, viene a simbolizar la Teofanía de Jesucristo sobre el Arca de la Alianza, la cual es portada por un coro de ocho ángeles del coro de Ofanines (portadores del trono divino), sirviendo el arca de pedestal a la imagen del Nazareno, quien derrama su sangre sobre su propiciatorio (tapa), como signo de la redención del género humano, tal y como nos recuerda San Pablo en las prefiguraciones recogidas en su Carta a los Hebreos. Por su parte, el coro de Serafines queda representado en las cartelas repujadas en plata que la tachonan y el de Querubines por los amorcillos de talla que la rematan; completando así la triada o jerarquía angélica superior, la de los consejeros divinos, quienes gozan de la sacrosanta presencia del Verbo, asistiéndolo directamente en su trono. Dicho pedestal se encuentra realizado en madera dorada, bronce y plata de ley, y en su talla parece obra del taller de la familia del Castillo, escultores y tallistas antequeranos del siglo XVII.

Detalles de la peana en el actual paso

Como se ha dicho, la concepción teológica de la máquina litúrgica está siendo recuperada con la remodelación en curso, pretendiendo rescatar el modelo autóctono de paso procesional, el cual figura un santuario o martyrium de planta cuadrada y centralizada, en cuyo centro se sitúa la imagen sagrada para recibir culto como Rex Martyrum, Summus Pontifex y Agnus Dei, es decir como Rey de los Mártires, Sumo Pontífice y Cordero de Dios. El complejo aúna, al efecto, en su diseño la representación de la Mercabá, el trono glorioso de Dios sobre la Jerusalén Celestial, y el Sancta Sanctórum del Tabernáculo mosaico, cuya Arca le sirve de trono terrenal. Al tiempo, se pretende completar la representación íntegra de la jerarquía celeste, con los nueve coros de ángeles que gozan de la presencia divina.

De este modo se ha concebido un programa iconográfico en el que la triada angélica inferior, la de los mensajeros terrenos a los hombres, irá encarnada sobre el tarimón: los Arcángeles escoltando el trono, los Ángeles como tenantes de las cartelas con pasajes de la Vulgata latina, y las Virtudes haciendo las veces de mancebos palieros. Por su parte, la jerarquía intermedia, la de los gobernadores del Cielo -Dominaciones, Potestades y Principados- quedaría plasmada, en su caso, en el palio, el cual ha de suponer una alegoría de la bóveda celestial y de la tienda del Tabernáculo, recuperando así los elementos decorativos originales que mostraba en el s. XVII, como estrellas, luceros y el Sol de Justicia, en cuyo interior campeaba el monograma del Nombre de Jesús. En los helicoidales casquillos de los varales, se dispondrían inscripciones con los setenta y dos Nombres de Dios y los otros tantos de los Discípulos de Jesús.

Detalles de la peana
Detalles de la peana

El conjunto irá iluminado por siete capuchinas de aceite -los Siete Espíritus de Dios o, lo que es lo mismo, la Menorá que se antepone al Arca-; además dispondrá de cuatro faroles mayores simbolizando los cuatro pilares de la Fe cristiana, con alusiones epigráficas a los cuatro Evangelistas, los cuatro Profetas Mayores y los cuatro Padres de la Iglesia Latina; así como doce menores por los doce pilares y puertas de la Jerusalén Celestial con invocación de igual número de Apóstoles, Sibilas, Profetas Menores, Tribus de Israel, Artículos de la Fe y Legiones Angélicas.

Foto La Hornacina. D. Francisco Verdugo, tallando la cartela central

En la parte frontal se repondrá asimismo el hace tiempo desaparecido pebetero de incienso del Sancta Sanctorum. En las esquinas, soportando los faroles, aparecen ya cuatro ramas de los árboles del Paraíso, -el de la Vida y el del Bien y el Mal- divididas por los cuatro ríos del Edén. El conjunto de decoración vegetal de talla ha sido llevado a cabo a base de girasoles y heliotropos -simbología cristiana alusiva al Sol heredada del mito de Helios y Clitia- y de hojas de acanto -que representan el dolor y la penitencia que conducen a la Salvación, con un origen iconográfico igualmente clásico-.

Foto El Sol de Antequera. Lateral del paso
Foto La Hornacina. Detalle de la esquina del paso

Los faroles principales ya han sido igualmente concluidos y fueron realizados en bronce y plata de ley en el taller de Orfebrería Triana; su desarrollo icónico se encuentra detallado en un artículo del boletín Armadilla de la Cuaresma de 2019.

[https://cofradiadeabajoantequera.es/descargas/Armadilla-2019.pdf]

Detalle de los faroles
Detalle de los faroles

En la marquilla del tablero inferior figurarán asimismo doce pequeñas cartelas en bronce con emblemas de los dones del Espíritu Santo y, en sus esquinas, cuatro mascarones alusivos a los vientos apocalípticos.

En cuanto al ajuar de la imagen del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, cabe destacar la singular y espléndida cruz procesional de plata, repujada por el platero Juan de Lezcano en 1662, las soberbias potencias de plata sobredorada de mediados del siglo XVIII y la magnífica túnica caudal bordada en oro sobre terciopelo a finales de la misma centuria.

Túnica Dulce Nombre cedida para la exposición por el Primer Centenario de la Cofradía del Vía Crucis de Granada, 2017

Túnica Dulce Nombre cedida para la exposición por el Primer Centenario de la Cofradía del Vía Crucis de Granada, 2017
Foto Ayto. Antequera. Salida de la Estación de Penitencia de 2019
Detalle potencias y cruz

A continuación, pueden observar un repertorio fotográfico que recoge la evolución del trono del Dulce Nombre en diferentes momentos históricos:

 

Colección Particular. Paso del Dulce Nombre a mitad de siglo XX
Colección Particular. Paso del Dulce Nombre a mitad del siglo XX
AHMA. Fondo Fotográfico. Archivo Antonio Alcalá. Principios siglo XX

 

AHMA. Fondo Fotográfico. Archico Antonio Alcalá. Sobre mitad siglo XX. Paso Dulce Nombre a su paso por su arco conmemorativo en la Plaza San Sebastián.
AHMA_Paso del Dulce Nombre por cuesta Zapateros a mitad del siglo XX
AHMA. Paso Dulce Nombre en la primera mitad siglo XX
AHMA.Paso del Dulce Nombre saliendo de su iglesia a mitad del siglo XX
Foto anterior paso del Dulce Nombre
Paso del Dulce Nombre a su paso por el Excmo. Ayuntamiento de Antequera.
Detalle del paso
Detalle del farol en el paso
Parte trasera del paso