Historia: Siglo XX

El siglo XX ha estado marcado por las circunstancias políticas a la cual no ha sido ajena la cofradía. Los inicios del pasado siglo, la cofradía sigue inmersa en las continuas obras de emergencia que necesita el templo. Una labor que se prolongó durante casi toda la centuria. La conclusión de estas obras se produjo en el último decenio del siglo, lo que ofrece sin lugar a dudas la profunda inversión en todos los sentidos que realizó la corporación para lograr mantener este patrimonio no sólo cofrade, sino de la propia ciudad.

Esta situación provocó que en ocasiones no pudiera realizar su estación de penitencia debido a la falta de recursos económicos, imposibilidad de acceder al templo por el estado de las obras, etc. En otras ocasiones, la corporación decide no realizar estación de penitencia, por ejemplo, en 1911, por la situación de carestía y miseria que vivía la población, renunciando a la subvención municipal para que ese dinero que iba a recibir se invirtiese en mejorar la situación que asolaba al pueblo antequerano.

Estos hechos muestran que la cofradía no vivía ajena de la situación social y política del momento.  De esta forma, la llegada de la República y posterior Guerra Civil también afectó, llegando a estar varios años sin procesionar.

Finalizado el conflicto bélico, la cofradía retoma con normalidad sus estaciones de penitencia, alternando los días en que realiza entre jueves y viernes Santo.

Sin embargo, siempre mantuvo sus cultos y la devoción de sus fieles se fue incrementando a lo largo de toda la centuria como lo reflejan los datos conservados. Como apunte curioso, en 1955, el Señor de la Humildad, que se encuentra en el templo sede de la corporación, realizó su última salida procesional dentro del cortejo de la Cofradía. Por lo que ese año, ya realizaba su salida procesional con cuatro pasos: Niño Perdido, Dulce Nombre de Jesús, Señor de la Humildad y Nuestra Señora de la Paz.  El crecimiento de la cofradía a lo largo de este siglo ha sido increíble. Se produce un aumento considerable de la devoción que, a su vez, conlleva un lógico crecimiento del número de cofrades. También asistimos a la incorporación en la estación de penitencia del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y de la Paz en 1981.

De esta forma, la salida procesional que realiza la cofradía está compuesta por cuatro pasos, la más numerosa de la ciudad. Otro dato más que pone de relieve su resonancia, repercusión y, sobre todo, la devoción del pueblo antequerano hacia nuestros Sagrados Titulares.

Sin duda, uno de los grandes hitos que han marcado la historia de la Cofradía lo constituye la Coronación Canónica de su Titular Mariana, Nuestra Señora de la Paz, acaecida en 1988. La primera coronación canónica en Antequera se produjo en 1922 a la Patrona de la Ciudad, la Virgen de los Remedios. Por lo que la Coronación de Nuestra Titular constituye la primera coronación de una virgen dolorosa en la Ciudad de Antequera.

Los últimos años de este pasado siglo la cofradía dedicó sus esfuerzos en poner en marcha diferentes proyectos de restauración de su amplio patrimonio, así como dotar de nuevas piezas y enseres a la cofradía procedentes de los más prestigiosos artistas del momento. Un claro ejemplo lo constituye el nuevo proyecto de trono del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. Otros ejemplos están representados por la restauración del manto azul de 1880 de Nuestra Señora de la Paz, de la túnica decimonónica del Niño Perdido. Y por supuesto sin olvidar, la recuperación para la cofradía y la Ciudad, de una verdadera joya textil, el Manto Negro de Nuestra Señora de la Paz de 1833 realizado por Antonia Palomo.

Documento gráfico procedente Archivo Histórico Municipal de Antequera. Signatura DVD-806-2-87 DVD -806-2-127